Ayer enviaron una sonda al espacio para buscar vida inteligente. Dicen que viajará por el
sistema solar enviando mensajes a la tierra y después continuará su paso hasta perderse y
salir a otros lugares de la galaxia. A fines del 2047 la primer sonda exploratoria que viajó
fuera del sistema encontró un nuevo sol, con grandes posibilidades de contener su propio
sistema planetario, y un año después se confirmo su existencia y la existencia de Agartha, un
planeta azul turquesa del cual los primeros datos arrojados por la sonda Colón develaron su
gran parecido en atmosfera y recursos a la Tierra. Esta vez la sonda Navirna hará su
aterrizaje con los primeros gigantes de cristal para explorar su superficie. Dejaremos nuestra
primer huella fuera del sistema. Es triste que los primeros en pisar Agartha sean máquinas y
no seres humanos. Tal vez a nosotros nos haya sucedido lo mismo y puede que no seamos
los primeros ni últimos en haber pisado la Tierra. Nuestros gigantes de Navirna serán los
padres de nuevos seres inteligentes en Agartha y dejarán testimonio de haberlo sido. Pero si
ya hay vida inteligente serán los portadores de una nueva piedra roseta y se encargaran de
trabar contacto con ellos. A veces siento que la red extensiva de Metrópoli conforma un
diminuto sistema solar. A veces pasamos al lado de otras Metrópoli y es como si fueran otros
planetas, unidos por los puertos de descanso y comercio. Sólo entonces formamos una gran
cosmópoli y nos perdemos entre tantas lenguas y deformaciones de lenguas que conforman
nuevas voces y nuevos conceptos y todo es un bullicio de voces que se pierden en cada
puerto y en cada mar. Vivimos en nuestro pequeño Agartha, perdidos. Y aún así saldremos
fuera de casa. A buscarnos, lejos de todo.
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